Ellos no saben de discriminación, no abandonan, ni maltratan. No conocen de armas, ni de guerras. No les preocupa ni el poder, ni el dinero. No les interesa ni el tiempo, ni la distancia. No se fijan ni en la edad, ni en la belleza. Y nunca tienen maldad, para con el prójimo. Solo nos aman incondicionalmente, tal como somos
Fuente: Carmen Esther Pacheco (FACEBOOK)
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