La semana pasada un perro entró a los andenes de la estación Plaza Venezuela del Metro, comenzó a ladrarle al tren y correr con él, pasó la raya amarilla y el vagón le golpeó tan duro en la cara que lo hirió y el animal dejó el pasillo lleno de sangre. A partir de ese suceso surgió la idea de @perrousuario, un canal de Twitter en el que se pueden reportar las estaciones con más mascotas abandonadas, proponer ideas para ayudar y, quién sabe, encontrar al perrito herido ese día y que nunca nadie volvió a ver. Scarlet Salas, de 27 años, se puso en contacto con el creador del canal no oficial del Metro en Twitter, @caracasmetro, Carlos Becerra, para darle forma al plan, pues allí había visto los primeros reportes. "Los perros comenzaron a llegar en diciembre, me imagino que para protegerse del frío, y desde entonces en @caracasmetro comenzamos a recibir al menos cinco reportes diarios, fotos y videos. La gente lo veía como algo cómico hasta que empezó a influir en las operaciones. Los perros comienzan a jugar en medio de la gente o se caen a la vía", cuenta Carlos. El último evento ocurrió el martes pasado en la estación Ruiz Pineda: un perrito cayó a los rieles y un muchacho se lanzó a salvarlo. El tren casi se los lleva a los dos y el retraso en las operaciones se extendió durante varias horas.
A sus anchas
La respuesta de los operadores del subterráneo fue decepcionante para Carlos y Scarlet: "No nos pagan por sacar perros", les dijeron. Según explica Carlos, una vez uno de los trabajadores intentó llevar a la salida a uno de los animales y este lo atacó, pero luego no había los insumos básicos de primeros auxilios para curar al empleado. Desde ese día, la mayoría prefiere no involucrarse. Sin embargo, un operador en Capitolio se inventó un mecanismo con un palo y una cuerda para sacarlos. Pero desde la dirección no hay ningún plan para controlar la oleada. Sin embargo, la norma número 8 del sistema establece que solo podrán animales certificados para la asistencia de personas con discapacidad. Aún así, las estaciones Petare, Propatria, Plaza Venezuela y Palo Verde están llenas de canes. Scarlet escribió por primera vez en la cuenta el 3 de junio y ya tiene 275 seguidores. "Es algo que le preocupa a la gente. Algunos dicen que van a llevar cuerdas para sacarlos, pero no es algo masivo".
A sus anchas
La respuesta de los operadores del subterráneo fue decepcionante para Carlos y Scarlet: "No nos pagan por sacar perros", les dijeron. Según explica Carlos, una vez uno de los trabajadores intentó llevar a la salida a uno de los animales y este lo atacó, pero luego no había los insumos básicos de primeros auxilios para curar al empleado. Desde ese día, la mayoría prefiere no involucrarse. Sin embargo, un operador en Capitolio se inventó un mecanismo con un palo y una cuerda para sacarlos. Pero desde la dirección no hay ningún plan para controlar la oleada. Sin embargo, la norma número 8 del sistema establece que solo podrán animales certificados para la asistencia de personas con discapacidad. Aún así, las estaciones Petare, Propatria, Plaza Venezuela y Palo Verde están llenas de canes. Scarlet escribió por primera vez en la cuenta el 3 de junio y ya tiene 275 seguidores. "Es algo que le preocupa a la gente. Algunos dicen que van a llevar cuerdas para sacarlos, pero no es algo masivo".
Esta semana van a convocar a los interesados para llevar cartas a la dirección del Metro, ya que por la vía digital no les han hecho caso. En cambio lo que sí han conseguido es que veterinarios se ofrezcan para examinarlos gratis, pero siguen necesitando ayuda de organizaciones en pro de los derechos de los animales para que los orienten para cuidar el destino de los caninos. Cristina Camilloni, de Aproa, cree que @perrousuario podría utilizarse para promover la adopción de estas mascotas, en lugar de llevarlos a un refugio en donde, al cabo de un tiempo, los "dormirían". De manera espontánea @perrousuario se ha convertido además en un punto a favor de la olvidada cultura Metro, con la reflexión de que los perros se comportan hasta mejor que los usuarios humanos
Fuente: EL UNIVERSAL



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